La cuestión no era sencilla, nos enfrentábamos a un espacio sin luz, en el que las clientes buscaban una distribución clásica, con áreas divididas y una decoración con cierto toque rústico.
Nuestra solución fue diseñar un sistema de mamparaje de hierro y cristales que recuerda a los invernaderos ingleses de principios del siglo pasado. El mobiliario seleccionado de corte lineal pero con colores intensos que hacen del espacio un lugar cálido y funcional.